martes, 26 de agosto de 2008

Testimonio de un secuestro exprés

Hola amigos, pensarán que estoy debrayando un poco con esto de la inseguridad, pero sin duda es un mal que tenemos cerca todos los días, a veces es cansado ir por el metro volteando a todos lados, pensando que cualquiera puede llegar a agandallarte, saber que tu novia está sola por la calle, que un hermano, primo, amigo puede estar siendo observado por algún bastardo de estos, estos últimos post y los links en mi Blog no son más que para apoyar la causa que algunas personas están llevando a cabo, pues pareciera que lo más complicado de corregír no son a los criminales, sino a los funcionarios que tenemos para nuestra ayuda y servicio, ojalá tengan tiempo de leer y comentar al respecto. Cuídence.

Esta es la carta enviada a El Universal:

El jueves 21 de agosto pasado me dieron un balazo entre el hombro y el cuello, muy cerca de la arteria aorta, me amagaron, me llevaron secuestrada, me robaron quinientos pesos, cuatrocientos huevos de gallinas que yo misma crío en semilibertad, mi reloj de pulsera, una cadenita de oro, una laptop, una carpeta con másters de dvds que yo había realizado, cds con softwares y diseños de portadillas y un celular. Eran alrededor de las seis y media de la tarde. Iba yo hacia la ciudad de México por la carretera que va de Jalatlaco hacia el Ajusco.

Ya cerca de donde está un letrero de Bienvenidos a la Ciudad de México, pasando una curva me encuentro con un coche estacionado y un hombre joven con boca y nariz tapada por un paliacate, los brazos estirados, horizontales, apuntándome con una pistola pequeña color plateado, a unos veinte metros. Me echo en reversa, intento dar la vuelta en U y el hombre aparece junto a la ventana, apuntándome y me ordena que abra la puerta y le dé las llaves. Obedezco, me paso al asiento de junto y trato de salir huyendo cuando siento que me dan un golpe entre el cuello y el brazo, del lado derecho, y oigo a otro hombre que dice ábreme, y se sube en el asiento de atrás. Pasa un auto gris pequeño pero (por supuesto) no se detiene.

Los delincuentes ponen en marcha mi camioneta, una pequeña tracker. El conductor increpa al otro que por qué me baleó, el otro responde que porque quería yo huir, dice que la bala entró y no salió. Yo creo que están blofeando, tardo en darme cuenta de que la ventana derecha está completamente estrellada, y siento un hilillo de sangre. No me atrevo a tocarme pero ya sé que sí estoy herida, aunque no me duele (más tarde, el anestesiólogo me dice que seguramente la bala colapsó un nervio y eso evita que me duela).

Me obligan a agacharme, pero puedo ver que mi captor toma por un camino ancho, de tezontle. Sigue por él y luego entra por otro estrecho, en el monte, dos huellas y hierba. Se detiene en un descampado. El del asiento de atrás, que me disparó, se baja. El de adelante me ordena que me baje. Yo no quiero, pienso que me van a matar. El de adelante, que deduzco es el jefe y más experimentado, me dice que no me van a matar. Abro la puerta para bajarme y de nuevo la pistola apuntándome. Vuelvo a subirme a la camioneta. Me está apuntando tu amigo, le digo a mi captor. No le apuntes, y el otro dice, es que me está viendo, y yo: no te veo, si estás todo tapado cómo te voy a ver, le digo exaltada.

Salgo de la camioneta. Les pregunto qué quieren. Dinero, dice el jefe. Traigo quinientos pesos, le digo y los saco del bolsillo del pantalón y se los entrego. Le digo también que soy periodista, me preguntan que para quién trabajo y respondo que soy independiente. El ayudante corre al auto y regresa diciendo: no es periodista. También les digo que trabajo en una organización ecologista. Le pregunto al jefe que quiénes son ellos, dice que terroristas de Irán pero lo dice en broma, no suelta prenda.

Me amarra los tobillos con una tela. Me ordena que ponga las manos atrás, antes me pide mi reloj y una cadenita de oro herencia de una tía. Se las doy. Al apretar, la tela se rompe. Toman una agujeta de mi zapato y con eso me atan las muñecas. El conductor me carga como un bulto. El otro saca varios montones de cartones de huevo de la cajuela, los coloca cuidadosamente sobre la hierba. Me avientan a la cajuela. Me ponen en la cara una sudadera roja, aterciopelada, con capucha, con jareta, con un letrero pequeño de Santander, que traía yo en el coche. La camioneta va por un camino rural, monte, pero no puedo ver. Después de dos o tres kilómetros se detiene.

El delincuente que va manejando dice a alguien que está afuera del auto (refiriéndose a mí, supongo): trae bala. Oigo que se baja el que me disparó. El tercero, que está afuera, ordena: regrésala, regrésala, regrésala. El conductor da la vuelta. En el radio se escucha información sobre la reunión de gobernadores y las declaraciones del presidente Calderón y sus promesas de acabar con la inseguridad. Después de un silencio largo, de nuevo le pregunto a mi captor si me va a matar. Dice que no. Le digo que no le creo. Me lo jura por su madre, me dice que me va a dejar la camioneta y me va a dar las llaves para que me vaya.

De pronto detiene el auto, abre la cajuela, me desata, me da las llaves de la camioneta y me dice que siga derecho hasta el Distrito. Yo arranco a toda la velocidad que puedo, miro por el espejo retrovisor cómo se va mi secuestrador, caminando muy orondo con la capucha de mi sudadera en la cabeza. Me preocupa que hayan contactado con mi familia y la estén chantajeando. Me doy cuenta de que no se llevaron mis tarjetas de crédito, del IFE ni la licencia. Busco el celular, sí se lo llevaron. Y también mi laptop.

Antes de llegar a la carretera veo a un taxi con gente, disminuyo la velocidad y le pregunto al conductor por dónde llego a México, me dice que al encontrar la carretera dé la vuelta (creo que) a la derecha, y así lo hago. Hay mucho tráfico en la ciudad. Pasa como una hora antes de que logre llegar al Hospital Médica Sur. Estaciono la Tracker (sin vidrio del lado derecho, el que me disparó lo había quitado hace mucho, supongo que para evitar suspicacias por parte de alguna patrulla que pudiera pasar). Entro a urgencias, explico que tengo una bala, que me dispararon, que me presten un teléfono para llamarle a mi esposo.

Jaime está en casa, nadie le habló ni lo chantajearon. Le digo que estoy bien, que estoy en el hospital, que me rozó una bala, que vaya. Me llevan en una camilla. Pido hablar con un agente del Ministerio público, pues sé que cuando hay un caso como el mío el hospital tiene obligación de reportarlo, y supongo (creo que así era antes) que siempre hay un agente cerca para tomar una declaración. Por otro lado, como he leído bastantes novelas policiacas y visto películas y programas de televisión de este género, sé perfectamente (es muy lógico) que las primeras horas después de un crimen son las más importantes para atrapar al criminal.

En mi caso, los datos de la carretera, el camino rojo de terracería, las huellas de la camioneta, los cartones con huevos, la sudadera roja brillante en manos del secuestrador (o en su cabeza), la laptop con marca y número de serie (que tengo más o menos a la mano), y con una Conferencia que estaba editando y otros muchos trabajos y registros fotográficos etc., que a poco de robarlos tenían que estar con ellos, serían evidencia para atraparlos. Pero no hay agente del ministerio público localizable. Pasan tres horas antes de que me lleven al quirófano. Tras operarme para retirar la bala, el hospital envía ésta junto con un reporte a la delegación Tlalpan dos.

A la mañana siguiente, mi cuñado y agente de seguros nos comenta que es necesario levantar un Acta para hacer efectivo el seguro que tenemos contratado con la compañía que él representa. Llaman por teléfono al Ministerio. Nadie puede ir al hospital a tomarme declaración. El reporte y casquillo de bala que enviaron los médicos lo tiene seguramente algún empleado cuyo turno de veinticuatro horas terminó en la madrugada y no regresará hasta cuarenta y ocho horas después (así son los turnos en el ministerio, según nos enteramos azorados).

Nadie en el Ministerio tiene acceso a ese reporte, si bien el hospital tiene una copia. Mi cuñado y mi hijo van entonces a la Tlalpan 2. Allí les dicen que tienen que ir a otra delegación que está en el Ajusco. En ésta, argumentan que adonde hay que declarar es en Tlalpan dos. Mi cuñado insiste, suplica, se enoja, regaña y logra que le den un formulario que mi hijo llena declarando lo que le narré. Hay sólo dos abogados, y finalmente un judicial acepta ir a tomarme una declaración directa, pero tienen que ir en su patrulla. Suben los tres a la patrulla. Hay mucho tráfico. A poco de andar el auto se detiene: se le acabó la gasolina, el judicial del turno anterior dejó la patrulla casi sin ésta.

Mi cuñado y mi hijo se bajan a empujarla hasta la gasolinera. El judicial saca las monedas que tiene y pide sesenta pesos de gasolina, mi familia se coopera con otro tanto. Después de una hora llegan al hospital. Le digo al judicial que me da la impresión de que esos delincuentes operan allí, en esa zona del Ajusco, entre el DF y el Estado de México, le doy los datos que acabo de escribir arriba. Me dice que ya ha habido otras denuncias, que los secuestradores son de por allí, que la policía tiene retratos hablados de ellos. Y yo le pregunto: ¿por qué no los atrapan? Estamos tratando, responde sin convicción.

También le pregunto si sería posible que recuperara mi laptop. Es mi instrumento de trabajo, y contiene información valiosa sólo para mí. Uh, es muy difícil, responde, suelen venderlas en un tianguis muy grande que se pone los domingos por allí, o las llevan al Monte de Piedad. Pero si tengo el número de serie... El judicial niega con la cabeza (se le ve triste, impotente, derrotado de antemano). Me dice que me llamarán en la semana para que amplíe mi declaración, se despide y se va.

Me pregunto si serviría de algo que yo hiciera personalmente la investigación, que fuera a buscar el tianguis que se pone "por allí" los domingos, y con mi herida de bala que afortunadamente casi no me duele (pero estoy con suero, en el hospital, el cuarto con amigos y familia que llegan a visitarme). Más tarde prendo la tele, busco noticias entre la saturación de programas sobre las olimpiadas.

Un dato más, que olvidaba: si bien el secuestro ocurrió en el Estado de México, decidimos no especificar esto pues nos advirtieron que en ese caso tendríamos que ir a declarar a dicho Estado, aún cuando no sabemos si adonde me llevaron era DF o no.

Como ciudadana, exijo:

- Que siempre haya disponible un agente del Ministerio público para tomar declaraciones en hospitales.

- Que la policía se movilice inmediatamente después de una denuncia y de forma coordinada para buscar a los criminales. Las primeras horas después de un crimen son cruciales para encontrarlos.

- Que además de los criminales, busquen el cuerpo del delito.

- Capacitación a la Policía, inspectores capacitados que puedan pasar de una demarcación a otra haciendo su trabajo, sin que se les obstaculice sino al contrario. Pienso que si los miembros de la policía leyeran y estudiaran novelas policiacas como la ya clásica mexicana de El Complot Mongol, de Rafael Bernal, o las de Paco Ignacio Taibo II cuyo protagonista es Belascoarán Shayne, las de el sueco Mankel que tienen al policía Wallander, las clásicas de Agatha Christie, el inspector Poirot, la serie televisiva inglesa Inspector Moore, etc., esto les ayudaría a levantar el ánimo y a entender la importancia de su trabajo.

- Cárceles modelo en las que puedan rehabilitarse los criminales.

Quiero escribir también que estoy en contra de la pena de muerte, que no tengo deseos de venganza, que es necesario que estos delincuentes estén en la cárcel, que tengan una sanción ejemplar pero conforme a un Estado de derecho, cadena perpetua quizás, que trabajen en la cárcel para pagar los gastos que implica estar en una prisión, que se les rehabilite en la medida de lo posible, (en ciertos casos deberán permanecer encerrados porque son sicóticos peligrosos e incurables), que se haga investigación sociológica, sicológica, antropológica que permita conocer mejor cómo es que estas personas se convierten en criminales, qué pasa en esta sociedad. Ellos son el lado oscuro de ella, la sombra de una cultura y de un modelo político y económico inequitativo y generador de miseria que tiene que cambiar YA.

Por lo pronto, sugiero a quienes transitan por esta carretera que, repito, va, desde la ciudad de México, de la desviación hacia Toluca por la carretera del Ajusco, hasta Jalatlaco y luego la continuación de la Marquesa (yo venía al revés, hacia el Ajusco). Allí operan los secuestradores impunemente (allí también). Es muy posible que al día siguiente de mi "episodio" con ellos hayan vuelto a delinquir y tenga ahora secuestrado a alguien -sin bala, al menos en lo que les entregan un rescate.

A t e n t a m e n t e:

Marta Alcocer (videoasta, escritora, ecologista, amante de la vida y sumamente apenada por lo que ocurre en mi país).

Agosto 24 de 2008

lunes, 25 de agosto de 2008

Un testimonio más del miedo

Esta es una carta que llegó al periódico El Universal, si la posteo es porque al final pide que se difunda a través de todos los medios posibles, espero tengan tiempo para leerla, no cabe duda que la ciudad y todo el país desde hace años que pasa por una crisis de impunidad. Cuídence mucho por favor.

Este es el texto tal cuál:

Había pasado apenas un día de que un ciudadano común y corriente como ustedes y como yo, el señor Alejandro Martí, levantara la voz y fuera aplaudido de pie por las autoridades. Ese jueves agradecí que hubiera dicho aquello que muchos les quisiéramos decir, y vi que las autoridades con ese gesto de supuesto entusiasmo, se ponían de pie y aplaudían vigorosamente sus palabras.

El viernes reconocí yo mismo el dolor y la voz quebrada con la que se dirigía a las autoridades, cuando agentes del ministerio publico de Tlalnepantla me preguntaban qué estaba yo reportando.

A las 10:00 p.m. aproximadamente mi tía la salía de mi domicilio. Como cada noche había terminado de darle de cenar a mi abuela y se retiraba a su casa que está ubicada cruzando la calle. Como cada noche la calle estaba vacía y como cada noche a lo largo de la calle había varios automóviles desconocidos estacionados, uno enfrente de su puerta. Como eso ya nos resultaba común, mi tía no presto atención y gracias a que las lámparas del alumbrado público se habían fundido y con ayuda de varios árboles que a falta de poda ya tapan las pocas lámparas que funcionan, la calle era demasiado obscura.

Como cada noche mi tía, al cruzar la calle, escogió la llave de la primera cerradura que hay en su puerta, una reja de acero que habían mandado a poner por "seguridad", y que se anteponía a una puerta de metal que es el acceso al patio delantero de la casa, preparo la llave y abrió la primera reja, inmediatamente fue empujada al interior de ese cubo que separa la reja de la puerta de acceso al patio, la tomaron del cabello y empujándola le exigieron abrir la puerta, mi tía soltó un grito de espanto y de dolor por la fuerza con que la tenían sujeta del cabello, el maldito que la sujetaba le tapo la boca con la mano y empujando una pistola en su cabeza le decía que no gritara o mataban a todos.

Dentro de la casa se encontraba mi tío y dos de mis tres primos, en el piso de arriba estaba mi tío y uno de ellos que estaba por irse a dormir, en el patio de atrás se encontraba mi otro primo haciendo ejercicio en un cuarto que usan de gimnasio y de oficina de mi tío. Por el golpe que dio mi tía contra la puerta, y el grito que alcanzaron a escuchar mi tío y mi primo, inmediatamente bajaron a ver qué había pasado y se encontraron a mi tía sujeta por el cabello con una pistola sobre la cabeza y a más de siete malditos que se movían rápidamente para asegurarlos a ellos también, mientras que otros comenzaban a recorrer la casa.

-¡Cállense o los matamos a todos!-, fueron jaloneados hacia la cocina cada uno sujeto y con un arma sobre la cabeza, los tiraron al piso y les ordenaron no levantar la vista. "¡Agáchate, agáchate!", le decían a mi primo mientras a patadas lo hacían ponerse bocabajo. "¿Quién mas esta en la casa?", les gritaba el "líder". Mi primo dijo que sólo ellos y su hermano. Lo levantaron a jalones y patadas, lo encañonaron y le gritaban "¡No nos veas, agacha la cabeza, ¿Dónde esta tu hermano?!". Mi primo volteo para indicarles que estaba atrás y nuevamente a golpes le ordenaron que los llevara, mientras un grupo de estos infelices recorría todo el piso de abajo abriendo cajones, sacando papeles, tomando celulares y todo lo que a su paso encontraban.

Abrieron los sobres de estados de cuentas bancarias, inmediatamente tomaron las llaves de los autos, mientras los que habían ido a sacar a mi primo del cuarto de atrás hacían lo mismo en esa habitación, revolviendo los papeles de mi tío, tomando una guitarra eléctrica, y un portafolio de piel donde mi tío tenía todos sus papeles de su trabajo, al entrar a la cocina volvieron a gritarles a mis primos que se tiraran al piso. Pateándolos les gritaban que dónde estaba el dinero, ya en ese momento toda la casa estaba siendo registrada, sobres, carteras, bolsas, cajones eran examinados y cualquier cosa que no les interesara era arrojada al suelo.

Se escuchaban los golpes de los cajones estrellándose en el piso, los golpes que les daban mientras les exigían cosas que al "líder" alguien le decía por un teléfono celular, tomaron a mi tío y lo llevaron al piso de arriba entre golpes jalones de cabello, y una maldita pistola empujando su nuca, el dinero o los matamos, le fueron diciendo todo el recorrido hasta la parte superior de la casa, habitación por habitación mi tío poco a poco fue viendo la voracidad de estos malditos que ya en tan poco tiempo habían desecho todo, cajones tirados, libros en el piso, credenciales de la universidad, del trabajo, cajas abiertas, muebles fuera de lugar, en las recamaras de mis primos, closet abiertos de donde descolgaban la ropa, cajas de zapatos, trajes, tenis, gorras, relojes, celulares, todos sus objetos que reflejaban el esfuerzo de su trabajo y de años de estudio, manoseados, por una bola de malditos parásitos que por ser tan inútiles no saben hacer nada mas que ponerle un arma en la cabeza a alguien para robarle en unos minutos lo que años cuesta conseguir.

Mi tío les entrego el efectivo que tenía guardado en la recamara principal, entonces la voz distorsionada que se escuchaba del celular dijo algo y el "líder" comenzó a exigirle los papeles de los carros. "¡Los papeles! ¡Dónde están los papeles!", le gritaban mientras seguían golpeándolo y restregándole la pistola en la cabeza. "¡Los papeles o se mueren todos!". Les señalo el lugar donde estaban que era el espacio dentro del closet donde mi tía tenia sus pertenencias, entonces lo bajaron a la cocina, levantaron a mi tía que por estar enferma les había suplicado varias veces que la dejaran sentarse por que no se sentía bien, la respuesta de estos malditos siempre fue la misma, patadas y gritos ordenándole que se echara bocabajo y que no levantara la cabeza.

"¡Tranquila o los matamos a todos!" Después de oír esta amenaza ¿se puede estar tranquilo?, al llegar a la cocina aventaron a mi tío al piso mientras la voz por el celular se escuchaba presionando al "líder" a exigir los papeles de los carros, levantaron a mi tía que les dijo donde estaban pero por ser tan estúpidos no los habían encontrado, así que la subieron hasta su recámara y le ordenaron darles los papeles, por uno de los golpes que le habían dado le habían tirado los lentes, y entre los nervios y la falta de sus lentes no podía distinguir cuáles eran los papeles, mientras por toda la casa seguían escuchándose los pasos apresurados de estas malditas ratas.

"¡Los papeles o se mueren!", le gritaban y le sacudían la cabeza con la pistola. Por fin medio distinguió el folder donde se encontraban los papeles de cada uno de los carros, les ordenaron subir a mis primos y a mi tío, ya para ese momento sabían que faltaba un carro y uno de mis primos, los metieron a una habitación en la que ya no habían dejado mas que papeles tirados, estuches vacíos, las pertenencias de mi primo el menor, y un closet vacío, tiraron al piso a mi tío y uno de mis primos, a mi tía la aventaron sobre una de la camas, y a mi otro primo en otra, embarrándoles la cara en el piso a mi tío y a mi primo les amarrándolas manos por la espalda con corbatas y cables de teléfono mientras volvió a escucharse la voz del celular y el "líder" comenzó a gritar "¡¿Dónde esta el mayor?!",como si la voz supiera ya que faltaba uno de mis primos, "¡¿Dónde esta el mayor?!"

Le dijeron que no estaba, que aun no llegaba, esperando que al escuchar esto se marcharan el "líder" se tomo el tiempo de asomarse por el cubo de la escalera y de gritarles a los otros parásitos lo que la voz del teléfono le pedía, ya estoy lleno, ya estoy lleno gritó uno de ellos desde la plata baja de la casa, sin embargo el "líder" les seguía dando ordenes de que buscar, mientras en la habitación seguían golpeando y amenazando a mi familia, preguntándoles por mi primo y la hora a la que llegaba.

En la calle como cada noche llegaba mi padre de ir a recoger a mi hermana a la escuela y dejarla en su casa, metió el carro, cerró con llave y puso el candado que por seguridad ponemos en la noche, en la casa de al lado como cada noche mi vecina bajaba las escaleras para despedir a su novio, al mismo tiempo que pasaba esto dentro de la casa de mi tía la voz del celular "gritó" algo, los malditos parásitos se levantaron rápidamente después de estar encima de mi familia aterrorizándolos con sus amenazas, salieron corriendo los que estaban en la habitación con ellos, comenzaron a escucharse sus paso corriendo por toda la casa, se escucho la tranca de los portones que hay en la entrada, los idiotas encendieron la alarma de uno de los carros mientras le gritaban "¡apágala, apágala!" encendieron los carros mientras el "líder" desde la puerta de la habitación donde tenían a mi familia gritaba "órale, órale, arranquen" antes de salir corriendo al igual que los otros malditos parásitos se reclino sobre mi primo que estaba tirado cerca de la puerta y presionando la pistola en su nuca les dijo "cuidadito con denunciar o decir algo por que vamos a regresar a rematarlos", salió de la habitación corriendo bajo las escaleras y en ese momento mi vecina y su novio vieron cómo se abrían los portones saliendo del interior un puñado de malditos parásitos que se subieron a los autos que estaban ya encendidos y esperando a que salieran de la casa los carros de mis primos llenos de todo lo que quisieron llevarse, por la maldita prisa que llevaban uno de los carros golpeo el portón, primero salió uno del lado izquierdo después del carro del lado derecho y tras de ellos cuatro carros mas.

Mi vecina al ver esto toco el timbre de mi casa. No es común que alguien toque el timbre a esa hora, así que al escuchar el timbre todos sabíamos que algo había pasado. Mi padre que apenas hacia unos minutos había llegado fue el primero en dirigirse a la puerta, "¿Quién es?", gritó desde el otro lado del patio. La vecina respondió, y al reconocerla a través de una rendija que hay en la puerta se acerco, al ver esto todos en la cocina salieron, pues como les dije sabíamos que algo había pasado. Yo me encontraba en mi habitación que esta al final del jardín escuchando que había mucho movimiento en la cocina, mi padre abrió la chapa de la puerta, retiro el candado, y abrió, ya junto a él estaba parte de la familia que vive en esta casa.

Al abrir la puerta lo primero que vio fue que los portones de la casa de mi tía estaban abiertos. El novio de mi vecina le dijo que se acababan de llevar los carros. Al escuchar esto todos los que estaban con el se acercaron casi corriendo a la entrada de la casa y vieron que la puerta principal también estaba abierta, regresaron corriendo a la casa para tomar cualquier cosa que pudiera servir como arma, "¡Rodrigo, Rodrigo sal que se llevaron los carros de tus hermanos!".

Salí corriendo con una incertidumbre en el pecho, mis hermanos, mis tíos, mi familia, al llegar a la calle vi los dos portones abiertos, mi vecina y su novio solo mostraban espanto en su rostro, corrí hasta el portón mi abuelo con un palo en la mano, caminando hacia mi, mientras decía "¡no hay nadie, no hay nadie, nadie contesta!".

Una descarga de terror me recorrió la espalda, y la primera idea me congeló. Se los llevaron a todos... el terror de la delincuencia había llegado a mi casa. "Llama a la patrulla rápido", le dije, mientras corrí hacia la puerta principal donde ya se alcanzaban a ver los restos que esos malditos parásitos habían hecho, pero la idea de que se los había llevado no me hizo voltear a ver nada de eso, se escuchaba la voz de mi padre gritando "¡Elsa, Elsa, Mario!".

Uno de mis tíos se asomaba al jardín para ver si no estaban, entonces le pregunte a mi padre "¿dónde están, qué pasó?" . "No contesta nadie", respondió uno de mis tíos. "¡Elsa!, ¡Mario!", seguía gritando mi papá, de repente alcanzó a escuchar un quejido que venía de el piso de arriba. ¡"Acá están!", gritó mi padre, y comenzamos a subir las escaleras. Entonces la segunda imagen que no he dejado de ver se me presentó por primera vez la puerta de la habitación de mi primo entrecerrada y el cuerpo de mi tío en el piso, mi primo retorciéndose al lado, y en mi cabeza un terror mas grande al ver sus cuerpos. "¡Les hicieron algo, me los mataron, mis hermanos, mis tíos, mi familia!".

Corrí para llegar hasta la habitación y al abrir la puerta la visión mas cruel que alguien puede tener, mi familia ahí inmóviles, amarrados, en silencio, entre a la habitación y me acerque a mi primo que se retorcía. "¿Güero, Güero, estas bien?". No dijo nada, estaba en shock, lo desamarré y volteé a ver a mi tío que estaba al lado con la cara hacia la pared, completamente inmóvil. "¡Tío, tío!", lo moví mientras mi primo trataba de desamarrarlo, "¿Tío!", trate de voltearle la cara y les juro que esa angustia que sentí en ese momento al ver que no reaccionaba, piensas lo peor.

"¿Les hicieron algo, les hicieron algo?", preguntaba pero no contestaban, mi tía llorando y quejándose de dolor me dijo "Ay Rodrigo, nos golpearon, se llevaron todo...", fui hacia ella y la desamarré mientras lloraba y se quejaba. Apenas podía moverse del dolor, "son unos infelices, son unos infelices", decía llorando. Fui a la otra cama donde al igual que mi tío mi primo tenía el rostro hacia la pared. "Abraham, Abraham, ¿estas bien, estas bien?" Le voltee y rostro y su mirada completamente perdida, fija en el piso. Lo desamarré y le ayude a sentarse. "Abraham, ¿estas bien, te hicieron algo?".

Abraham, jamás levantó la vista del piso, sólo asintió con la cabeza, imagino lo que estaba viendo, imagino lo que estaba recordando, pero sé que nada de lo que imagine se asemejara al terror que estaba sintiendo después de todo lo que había pasado.

Voltee a ver a mi tía, la abrace y le dije "cálmate tía, por favor, cálmate, dime ¿qué te hicieron?".

"Me golpearon, a todos nos golpearon, querían los papeles y se los dimos, querían dinero y se los dimos, todo lo que pedían se los dábamos, pero no dejaban de golpearnos".

Entro mi papá a la habitación y al ver que mi primo aun no podía desatar a mi tío trató de ayudarle, pero los malditos apretaron tanto las cuerdas y los cables del teléfono...

"Tío, ¿cómo te sientes?...tío"

Al ver que a pesar de que le levantaban los brazos para desamarrarlo tratando de no lastimarlo y no podían aun, le dije a mi papá que buscara un cuchillo. Mi primo seguía intentando desamarrarlo pero las manos le temblaban. "¿Tío? ¿tío?" Por estar el enfermo del corazón pensé que algo le pasaba así que solté a mi tía y comencé a tratar de desamarrarlo, mientras le decía tranquilo tranquilo todo va a estar bien, pero al ver que no se movía ni que dijera nada safé como pude sus amarres, y lo voltee. "Tío, tío..." y la misma mirada perdida que mi primo, mirando el piso, reflejando el miedo, mas que cualquier otro sentimiento.

Puse mi mano en su pecho y lo sacudí para que reaccionara. "Tío, levántate". Me soltó y alejando mis manos me dijo "Yo puedo solo, Rodrigo, yo puedo solo", obviamente después de sentir tanta impotencia al no poder evitar que animales como los parásitos que los había tenido retenidos lastimaran a su familia, lo que intentaba era levantarse solo, pero el temblor en su cuerpo no lo dejaba y cada vez que ponía mis manos sobre él las rechazaba. "No, yo puedo solo", pero mientras mas lo intentaba mas debía crecer en el la impotencia.

Verlo así, debilitado por el miedo, luchando por levantarse solo y no conseguirlo, cada vez más desesperado de que el cuerpo no le respondiera, y escuchando a mi tía llorar y quejarse del dolor que sentía, de los golpes, su cuerpo entonces tembló y se contrajo para no dejar salir su llanto, una mueca en su cara mostraba esas ganas de llorar, llorar de miedo, llorar de coraje, llorar de impotencia, pero por ser el padre de la familia no podía permitir que lo vieran débil y menos en ese momento.

Su cara, su llanto contenido, su cuerpo luchando por levantarse. No aguanté mas de verlo así, lo abracé y tomé su llanto, y tome su miedo y su impotencia y aunque luchaba porque lo soltara, lo levanté mientras su llanto ya estaba en mis lágrimas, lloré, por que no quise evitarlo, lloré para que el no quisiera evitarlo y que se desahogara, por fin pude ponerlo en pie, mientras mi padre revisaba a mis primos, y les preguntaba qué había pasado, trataron de describir lo que había pasado, pero todo parecía tan irreal, y entre el miedo que habían dejado los malditos bastardos, y la impotencia, y el no saber del todo cuanto y que se habían llevado, era muy poco lo que decían.

Mi tía llorando en la cama comenzó a decir "fue mi culpa, fue mi culpa, me golpearon y traté de gritar pero no pude hacer nada, no me fijé al cruzar la calle, no pude ver que estaban ahí, fue mi culpa". Al escucharla la abracé y traté de decirle que no era así que nadie pensaba que algo así pasara, e imagino que nadie anda por ahí saliendo de su casa pensando que en la puerta lo están esperando para robarle toda su vida, solo por que son tan idiotas que no son capaces de conseguir algo trabajando.

Todos los que hemos vivido ser victimas de la delincuencia, podemos entender por qué se le quebraba la voz ese jueves a Alejandro Martí.

Bajé las escaleras, recorrí la parte debajo de la casa, contemplando con coraje e impotencia el desorden que dejaron, todo revuelto, todo tirado, cajas, cajones volteados, la vitrina del bar abierta y dos botellas sobre la barra, el mueble donde estaba la computadora revuelto, con las puertas abiertas y los cajones en el piso, todos los documentos del trabajo regados por toda la casa, sobres de estados de cuentas bancarias vacíos, la caja de una lap sobre la mesa, en la sala ya no estaba el equipo de sonido, los discos tirados en el piso, la figura de cera de un ángel en el piso con las alas y la cabeza rotas, en ese momento mi tío fue a su estudio en la parte trasera del jardín para buscar algún teléfono de alguien a quien pudiera llamarle para pedir ayuda, ya que es representante de los COINCIDES (Consejo de integración Ciudadana para el Desarrollo Social) del Estado de México.

Lo acompañe a su estudio y también sobre el pasto del jardín papeles tirados, dentro de su estudio di un vistazo para ver si se habían llevado algo de ahí pero ante tanta confusión de emociones no nos dimos cuenta de lo que faltaba, pero todo lucia igual que en las demás habitaciones cajas volteadas, papeles regados, todo irreconocible, habitación tras habitación que hasta ese momento había visto me parecía desconocida, era como estar en una casa ajena, que se parece a la tuya pero por el estado en el que se encuentra todo y por los objetos que faltan no puedes reconocer por mas que intentas y te mueves torpemente tropezando con los muebles, con los papeles tirados, esquivando, cajas, cartones, puertas, y tu cerebro no logra comprender donde estas, pues cada una de las cosa que durante años te habían acompañado y los lugares en los que habías crecido y compartido momentos tan felices ahora no estaba esa casa había desaparecido y en su lugar estaba una mala broma, una pesadilla, un nicho de miedo, coraje, impotencia.

Y por más que tratas de que tus pies reconozcan el camino de un lado a otro para ir de la sala al comedor después de poner un disco para escuchar mientras toda tu familia contenta comparte la mesa, ya no está, ya no reconoces por donde pasabas y por más que buscas un solo rincón que no hayan tocado para meterte ahí y poder reconocer tu espacio, tu casa, tu vida, no lo hay, y solo encuentras el temor esa escena horrible en la que ves solo un par de cuerpos tirados que no se mueven un par de cuerpos que se parecen a tu familia, pero no puedes creer que sean ellos, no quieres creer que sean ellos por que eso significaría que posiblemente ya solo encuentres sus cuerpos al cruzar la puerta, y la vida que iluminaba a esos cuerpos para que rieran, para que lloraran, para que te regañaran, para que te ayudaran a crecer como una buen ser humano, ya se hubiera extinguido a manos de un estúpido con pistola o un cuchillo.

Tomo mi tío el teléfono y salí a la calle a ver si había llegado ya la policía, las luces intermitentes me confirmaban que ya estaban ahí, no terminaba de acercarme a mi madre para decirle que su hermana, su cuñado y sus hijos que también eran de ella por que los amaba como tal estaban bien, cuando llegó mi primo, al que estaban esperando seguramente para quitarle el carro, golpearlo amarrarlo así como habían hecho con su familia, después de todo ya tenían los documentos del carro en sus manos, y lo único que faltaba era él.

Sólo preguntó ¿qué paso?, y mirándose entre mi madre y una tía dudaron en decirle, le dijeron que se habían llevado los carros y que se habían metido, inmediatamente preguntó por sus padres y sus hermanos, cuando vio a mi tío salir por el portón contándole a los policías lo que les había pasado. Su rostro se vio tranquilizado, entró y vio a su madre llorando, y a mis primos aun con la mirada en el piso, escucharon su voz y levantaron la cabeza, pero solo por un momento, solo el tiempo necesario para decirle con la mirada que no pudieron hacer nada, sintiendo culpa de no haber podido hacer nada.

Abrazó a su madre que comenzó a decirle lo mismo que repetía en la habitación "¡fue mi culpa, fue mi culpan! No los vi, me golpearon, me pusieron una pistola en la cabeza, a tus hermanos los patearon, y golpearon, les estaban apuntando, y cortaban cartucho a cada rato... se llevaron los papeles de los carros, fue mi culpa, nos tuvieron en el piso, nos amarraron", todo entrecortado por su llanto, la abrazó un momento diciéndole que lo que importaba era que no les habían hecho nada mas, y que pues la que se llevaron no valía la pena.

Entro un policía y nos dijo que se tenia que ir al Ministerio Público a levantar un acta y a pedir que fueran los peritos a tomar fotos y buscar huellas, como todos parecían estar aun en shock, mi tía me pidió que acompañara a mi primo, así que regrese a mi habitación, por mis llaves y el celular para estar en contacto sobre todo de su estado de salud, pues aun no sabíamos cuanto daño les podían haber hecho los idiotas con sus golpes.

Le dije a mi padre que nos acompañara, el policía nos dijo que pues ellos no podían hacer ya nada y que pues aprendiéramos de la lección reportándoles a ellos cualquier cosas sospechosa. Mi tío se acercó y les dijo la amenaza que soltó el "líder" antes de salir, supuestamente el oficial dijo que dejaría una patrulla haciendo guardia y que estarían haciendo rondines toda la noche, y es que al parecer mientras estábamos dentro de la casa y unos momentos después de que la Policía llegó, pasó un automóvil que el novio de mi vecina reconoció como uno de los autos en los que habían escapado parte de los bastardos, así que un par de patrullas se fueron a alcanzarlos, comenzaron a radiar el auto, pero eso fue lo último que supimos de las patrullas que salieron tras los sospechosos, por eso la angustia de mi tío, por eso la suplica de mi tío tratando de que una patrulla se quedara haciendo guardia.

Llegamos al MP en seguida al ver la gente que se encontraba detrás del mostrador me dio una idea de que en realidad solo perderíamos el tiempo, doce personas metidas detrás de un mostrador y sólo tres sentados frente a una computadora, haciendo quién sabe qué pues los monitores estas de espalda. Entran, salen, se ríen, te ven de arriba abajo, mostrando su superioridad, olvidándose que el dinero que traen en la cartera ha salido de nuestros bolsillos, hasta que se les pega la gana y cansados de que los estés mirando pues se pueden gastar se acercan en grupito y te dicen con un tono tan soberbio que dan ganas de en ese momento escupirles a la cara para decirles "SI NO PUEDES CON TU CHAMBA, LARGATE".

Pero nos tiene tan acostumbrados a su manera de comportarse que lo toleras y de la forma más amable les dices: "se metieron a mi casa, golpearon a mi familia, los tuvieron amarrados y encerrados en una habitación, se llevaron todo, documentos, ropa, identificaciones, los carros", y te detienes porque la lista es tan larga y al ver la manera déspota en que te observan, sabes que no van a entenderte si dices más, y al parecer no me equivoqué en cuanto a su capacidad de comprensión, pues la primer pregunta que hicieron fue: "¿quiénes se metieron?", y después "¿siguen los individuos ahí?".

Ya que les dices que no solo escuchamos un "a ver regístrate y ahorita te llamamos" se dan la media vuelta y se meten a su rincón con sus compañeros para seguir riendo, caminando como pavorreales, sintiendo que ellos tiene el poder, ¿será por que la impunidad así se los ha demostrado, será por que cada día se ve mas que su nepotismo arrogancia e indiferencia hacia nosotros los ciudadanos que somos quienes les dan de comer, puede mas? Eran ya las 11:30 de la noche, lo sé por que le llamé a mi otro primo para que vía internet cancelara todo lo que pudiera, y para tratar de convencer a mis tíos y a mis hermanos que se fueran a casa de mi abuela para que se tranquilizaran y no estuvieran viendo una y otra vez lo que paso reflejado en cada rincón de una casa que ya ha dejado de ser suya.

Antes del nombre de mi primo en la carpeta había siete nombres mas, cualquier persona que trabaje de verdad podría pensar que siendo solo siete personas antes y teniendo cuatro computadoras y pues bastantes "agentes" (por que no puedes distinguir quien es agente y quien no, porque no te dan su nombre ni usan gafete de identificación, por que en realidad no sabes quienes son) es fácil pensar que en poco tiempo llegara tu turno, pero no es así y volteas a tu alrededor y ves dos clases de miradas, aquellas que al igual que la tuya muestran dolor, temor, indignación e inconformidad, y una resignación ante tal, y las miradas de esos otros que se pavonean de un lado a otro saludándose con apretones fuertes de manos y palmadas en la espalda, sonriendo, tan felices que su alegría no les deja ver todo el dolor que hay a su alrededor.

Cuando me di cuenta ya eran casi las tres de la madrugada, y aun faltaban 4 nombres antes del de mi primo, imagino que dos de los que quedaban se habían ya desesperado y nunca se acercaron a la ventanilla, así que nos acercamos para ver en que nombre iban y por fin uno de ellos se digno a dirigirnos la palabra, ya con la cabeza un poco más despejada les explicamos lo mas claramente posible lo que había pasado. Un agente judicial estaba parado junto a nosotros mientras contábamos todo, lo poco que sabíamos que sin embargo fue suficiente para que el agente se interesara en nuestro problema, a su vez el agente del MP nos preguntó si alguno de nosotros éramos los que habíamos sufrido el acto, respondimos que la Policía municipal solo nos dijo que había que ir al MP a levantar el acta y que un agente iría a tomar declaraciones y los peritos a tomar fotos y huellas.

El agente del MP al parecer contagiado del entusiasmo del judicial, nos dijo muy amablemente que teníamos que ir por uno de los agredidos y regresar para que el presentara la declaración, pero que no nos preocupáramos por que él nos guardaba el lugar de la lista. Después de tantas horas y después de ver la manera tan ágil en la que trabajaban eso no nos preocupaba pues el quince minutos íbamos y veníamos, el agente judicial pidió que uno de nosotros se quedara para que comenzara a tomarnos declaración, así que lo acompañé a su oficina mientras mi padre y mi primo regresaban a la casa por mi tío.

Pasé con el agente judicial, y uno de sus compañeros igual de comprensivo me fue explicando cómo se tomaría la declaración y por qué era importante hacer las denuncias a pesar de las amenazas que los bastardos lanzaron antes de salir corriendo como ratas. Él no puso pretextos como que las computadoras estaban muy lentas, que se les había caído el sistema y todos los pretextos que escuche mencionaban los agentes del mostrador cada vez que la indignación por el trato hacia que algún ciudadano victima del delito se acercara para exigir una explicación del por que pasaban mas tiempo en la calle fumando y carcajeándose (tal vez era un intento humanitario por contagiar su felicidad a los pobres de nosotros que no éramos tan afortunados como ellos)

El agente judicial que me estaba entrevistando sacó una hoja de papel, su pluma y comenzó a trabajar si pretextos ni arrogancia, le di los pocos datos que tenia hasta ese momento y me explico que por la manera en que se comportaron los bastardos, parecía que ya conocían muy bien el movimiento de la calle, y me preguntó si sospechaba de alguien, algún empleado, un plomero, un carpintero, alguien que hubiera podido pasar tiempo dentro de la casa y darse cuenta de lo que se podían llevar o algún vecino del que supiéramos se dedicara a cosas chuecas, por mas que trate de ser racional en ese momento para no señalar a alguien que no tuviera nada que ver, la paranoia con la que tu cerebro te invade es arrolladora así que comencé a decirle cantidad de detalles de gente que conocía, y que podía saber con certeza que había en la casa, cuantos vivan ahí, horarios, hasta le mencione las veces que he escuchado a mis vecinos hablar de la facilidad que tendrían para salir de la cárcel usando "sus palancas", el agente fue tomando notas de aquello que le decía, y el remordimiento, como dije de señalar a un inocente me hizo darme cuenta del estado de paranoia en el que estaba así que le hice ese comentario al agente diciéndole que pues en ese momento cualquier persona podría parecerme sospechosa , pareció entenderme pues me dijo que es parte del miedo que los criminales dejan y que precisamente por eso lanzan las amenazas, esperando que desconfíen de todo y de todos.

El agente judicial que primero se había acercado a nosotros me pidió que pasara a su oficina, al levantarme, pude ver a mi tío y a mi primo, no recuerdo quien fue el primero en tomarle declaración, lo que recuerdo es que mientras le tomaban declaración los agentes del MP a mi tío, los agentes del MP le preguntaban a mi primos sobre el marcador del torneo que veían en una televisión que estaba detrás de mi primo, al terminar de tomarle la declaración le dicen que no hay personal disponible para ir a revisar la escena del crimen y que pues no había peritos por el momento, era el colmo pues ya que después de escuchar eso y llevar a una banca a mi tío para que se sentara pues se veía bastante decaído entraron un par de agentes del MP con sus bolsitas de mini súper.

Mientras esperábamos a que supuestamente llegaran los peritos y que alguno de los agentes estuviera disponible, el agente judicial nos llamo para confirmar algunos datos sobre la pesadilla que estábamos viviendo. así que acompañe a mi tío a su oficina y comencé a escuchar mas detalles de todo aquello, mientras mas escuchaba mas imaginaba lo que habían pasado, cada vez que mencionaba la manera en que habían golpeado a mi tía y la manera de someterlos con las pistolas embarradas en la nuca, recordaba la imagen de sus cuerpos tirados en el piso inmóviles pensando que me los habían matada o malherido, la imagen de mi tía llorando llena de una culpa que no era de ella, la mirada fija sobre el piso de mis hermanos reflejando todo el miedo, todo el coraje, toda la impotencia que sentían de ver en su cabeza que nada se pudo hacer, que ante siete u ocho sujetos armados, nada puedes hacer, que ante el miedo que te da ver que lastiman a las personas que mas amas, nada puedes hacer, que ante la rabia que te da ver como todos tus objetos que te costaron tanto trabajo, tanto estudio, tanta lucha, te son arrebatados por una bola de pendejos, nada puedes hacer.

Poco a poco el relato de mi tío iba formando el rompecabezas que he estado tratando de armar, pero mientras mas piezas aparecen, mas miedo hay dentro de mi, mas lagrimas salen de mis ojos, mas ganas de preguntarles a quienes dejan libres a estos mal vivientes ¿si pueden entender el dolor, el miedo, el coraje, que da toparse con uno de estos bastardos? Si lo entendieran estoy seguro que no los dejarían salir, si lo entendieran estoy seguro que todos los agentes del MP tendrían mas humanidad y les resultaría mas importante tomar la declaración de una victima, que saber el marcador de un torneo, y no podrían pretextos pues si entendieran lo que el señor Alejandro Martí vivió , lo que mi familia vivió, lo que miles de ciudadanos vivimos a diario, usarían hasta piedras para tomarle la declaración a una victima y grabarla aunque sea sobre los muros de sus oficinas.

Por fin "aparecieron" los peritos, y fuimos llamados para llevarlos a la escena del crimen, diciéndolo como si fuera un termino que entienden, el judicial nos dio algunos datos de dónde ir a reportar los carros y de que medidas deberíamos de tomar para acelerar los reportes y así se pudieran radiar en mas lugares, los agentes del MP nos apresuraban pues al parecer los peritos tenían prisa, así que salimos acompañados de un agente del MP y dos peritos que jamás nos vieron a los ojos, ni dieron alguna explicación de lo iban a hacer, llegamos a la casa de mi tía a las cinco de la madrugada, entro el agente y comenzaron a relatarle mas cosas, escuchando lo que cada uno de mis dos primos y mi tía le iban contando, los peritos por su parte solo hablaban entre ellos, tomando fotos con una cámara Cannon de 35mm, y un teléfono celular con que también tomaban video recorrieron la planta baja.

Luego llevamos al agente del MP al estudio de mi tío en la parte trasera del jardín, al entrar mi primo se dio cuenta de que esa habitación también había sido saqueada llevándose su guitarra eléctrica, aparatos de masajes, y el portafolios de mi tío, regresamos al interior de la casa y ya los peritos estaban en la parte de arriba, así que el agente subió y por primera vez recorrí cada una de las habitaciones, a cada paso mi mente volvía a imaginar las cosas que sucedieron, los golpes, los gritos, la vorágine con que hurgaron en todos los rincones, en todos los cajones, los closet vacíos, bolsas vacías, las cajas de zapatos vacías, ni un solo gancho, los colchones arrinconados con las sabanas y las colchas hechas bolas, papeles con notas regados por todo el piso, como si fuera un camino que indicaba todo su recorrido.

Entré a la habitación de mis tíos y no podía creer que esa fuera la habitación de ellos, no se podía ni entrar pues los cajones del closet de mi tía junto con todos los papeles regados sobre el piso obstruían el paso, el closet con un poco mas de ropa que los de mi tío y mis primos, cada cajón vacío, botados por toda la habitación, y papeles por todos lados, papeles fólder con logotipos de afores o bancos, o aseguradoras vacíos, carteras sin credenciales, y la voz de mi tía narrando como la aventaron al piso exigiéndole que les entregara los papeles de los carros, narrando la desesperación de no poder ver porque de un golpe le tiraron los lentes y al tratar de recogerlos volvieron a golpearla, la desesperación que sintió al no poder ver con claridad y encontrar los papeles al instante para ver si así ya se iban, el temor y la incertidumbre de no saber que van a hacer contigo después de que les entregas lo que te piden, comenzó a llorar y le pedí a mi padre se la llevara, pero ¿a dónde podría llevársela que no le recordara todo eso que vivió? ¿en qué lugar de la casa podría sentirse tranquila si voltearas a donde voltearas estaba ellos?

Sus pasos caminando de un lado a otro repartidos por grupos, el ruido de muebles abriéndose, cajones cayendo al suelo, gritos intimidantes, golpes, pistolas cortando cartucho una y otra vez haciendo que piense que en cualquier momento y si saber en que estado se encuentre estos idiotas, se les salga un tiro que te arrebate la vida, y la maldita voz que se escuchaba por el celular dando indicaciones de que hacer, el agente del MP solo tardo quince o veinte minutos dentro de la casa, nos dio una hoja con el numero de averiguación previa, y nos dijo que debíamos en los próximos días, nos dijo que tenia que retirarse y pues lo regresamos al MP mi primo, mi padre y yo, al llegar a la casa ya la camioneta que tenía una leyenda en el costado de servicio medico forense ya no estaba, me dijo mi primo que casi inmediatamente después de que nos fuimos con el agente y después de sacudir solo dos botellas de licor y una manija de la puerta del mueble de la computadora dijeron que a simple vista no se veían bien las huellas y que pues no tenia caso hacer mas que ya con las fotos que habían tomado acomplejarían el reporte, así que sin mas por hacer se fueron, a pesar de que desde el momento en que llegaron les insistimos en muebles que tenían manchas y puertas de vidrio que debían de haber tocado pues estaban abiertas, pero imagino que por el estado de shock en el que obviamente todos estábamos, pues no se insistió, además realmente ¿se podía decir algo que los convenciera en ese momento de quedarse y hacer su trabajo?

Faltaba poco mas de un cuarto de hora para que dieran las seis de la mañana, mi madre y una de mis tías ya habían dejado la casa de mi tía, entramos con mi primo mi padre y yo, todos ya estaban en la parte de arriba, mi primo "el mayor" trataba de organizar que haría primero, a qué lugar y en que orden se harían las cosas, y en cuánto tiempo. "Hasta el martes", dijo el agente del MP. Ninguna patrulla se escuchaba, en cambio tres motocicletas tenían tiempo dando vueltas, al llegar con los peritos aparecieron por primera vez, llegaban a la esquina de la calle y se daban vuelta, al regresar del MP después de dejar al agente una vez mas las motocicletas saliendo de la nada y dando vuelta lentamente en la esquina, además de un auto con vidrios polarizados que dice mi madre ya era la tercera vez que pasaba y que cada vez que daba la vuelta lo hacia muy lento.

Me ofrecí a ayudarles a levantar las cosas y a tratar de ordenar un poco la casa, pero mi primo dijo que lo harían mas tarde, que debían de tratar de descansar pues le preocupaba el estado de mis tíos, que se veían muy mal. Alcance a escuchar el llanto de mi tía que venía de la parte superior, y la voz de uno de mis primos, no se que le dijo pero puedo imaginármelo, así como hoy puedo imaginarme por que se le quebraba la vos a un ciudadano que ya ahora no considero común y corriente como todos, pues una persona común seria incapaz de soportar todo lo que ser víctima de la delincuencia trae, todo el dolor, todo el llanto, todo el coraje, la rabia, la desesperación, la impotencia, y el miedo que deja ser victima de una bola de parásitos, es demasiado peso para una persona común.

No sé si sea bueno o malo ver las noticias y descubrir que cada día hay menos personas comunes y corrientes, y que gran parte de esas personas comunes y corrientes se refugian detrás de un escritorio, se esconden detrás del nombre de quien los recomendó para un puesto que SON INCAPACES DE SOSTENER, esas personas comunes y corrientes incapaces de tener un gramo de humanidad para poder ayudar al reconocer el dolor, el miedo y todo el peso que cargan los ojos de aquellos que hemos sido víctimas de los parásitos que ellos dejan en libertad. Esas personas comunes y corrientes que por un fajo de billetes se olvidan que la esposa que está tirada en el piso y golpeada y llena de miedo podría ser su esposa, que el hijo que está nadando en un charco de sangre y ya sin vida, podría ser su hijo, que la joven encajuelada, violada y asesinada, podría ser su hija.

Pero claro que sabemos todos que si ese fuera el caso en un par de horas encontrarían a los VERDADEROS CULPABLES, pero claro que sabemos todos que parte del problema es la relación afectiva y de negocios que existe entre ellos y los bastardos que caminan con más libertad que sus víctimas.

Hoy ya es domingo 24 son casi las cinco de la mañana, comencé a escribir esta carta el sábado 23, no he dormido desde el viernes que pasó todo lo que les relate, he tratado de transcribir los sentimientos que esta pesadilla nos ha dejado, desde la mañana del sábado ha sido contar una y otra vez lo sucedió a cada agencia en la que he levantado el reporte. Si pudiera decirles lo difícil que ha sido contar una y otra vez lo que paso, imaginar una y otra vez lo que mi familia ESTA VIVIENDO, y no poder hablar por que se me hace un nudo en el corazón y tratar de contener el llanto, hacer esta carta fue mas difícil, pues el miedo de denunciar no solo la rapiña de unos parásitos, también denunciar la incompetencia de aquellos que supuestamente están para brindar un servicio de ayuda y respuesta a quienes pagamos su salario, durante todas estas horas de estar frente a la computadora he titubeado mas de una ves pensando en las consecuencias que pudieran darse por decir y exigir lo que muchos, durante todas estas horas he salido a mirar desde la azotea cada vez que escucho un auto acercarse, cada vez que escucho el sonido de una puerta o la alarma de un carro, y me hace pensar en que pasara mañana y pasado mañana, cuando vuelvan a ir a sus trabajos mis primos, cuando mi tío se quede solo en la casa, cuando mi madre este sola preparando la comida y saber que no podré hacer nada para protegerlos, así como no pude hacer nada el viernes para evitar esta marca que no esperábamos, me hace pensar que si no hay nada que se pueda hacer ,¿para que he estado toda la madrugada escribiendo esta carta?

Pero así como hay miedo dentro de mi, también hay coraje y odio hacia ellos, y un hambre enorme de tranquilidad, de poder hacer a un lado este miedo y gritarles a ellos que son ellos los que deben de esconderse, que son ellos los que deben de caminar con la mirada en el piso, que son ellos los que deben estar viviendo esta intranquilidad que nos dejaron, así que por eso escribí esta carta, para poder enviarla a todos los que pueda, y pedirles que la manden de la misma manera a todos los que puedan, que la coloquen es su paginas Web, en sus blogs, en su My Space, en su Hi5, que si conoce a alguien que pueda publicarla que la publique, mándenla por mail, péguenla en las paginas de instituciones de gobierno y en ONG´s , por favor ayúdenme a lanzar esta botella al mar, por favor ayúdenme a que el grito de miedo lo den ellos y no alguien mas, no otra esposa, no otro hermano, no otro padre, otro hijo, que el grito sea de ellos, que el miedo se quede con ellos, que la impunidad quede encerrada con ellos, por favor ayúdenme

Sé que desgraciadamente conocerán a alguien que haya pasado por esta pesadilla, mándenle esta carta para que sepa que hay gente que ha pasado lo mismo, que hay gente que esta viviendo lo mismo y que queremos dejar de vivir en el pedazo de vida que nos dejaron para poder recuperar en su totalidad esa libertad, esa tranquilidad, ESA VIDA ENTERA QUE TENIAMOS ANTES DE QUE LA DELINCUENCIA NOS ETIQUETARA COMO VICTIMAS Y PODER SER SOLO RODRIGO ROJAS, O MARIA LOPEZ, O ALEJANDRO MARTI, Y NO UNA CIFRA MAS DENTRO DE UN REGISTRO NI UN PUNTO MAS EN LAS ENCUENTAS QUE DIGAN VICTIMAS.

Ojalá esta carta pueda describirles claramente lo que hemos vivido, ojalá ustedes tengan mas humanidad que los funcionarios, y puedan brindarme la ayuda que les estoy suplicando.

Les agradezco su tiempo y adelantándome les agradezco también su ayuda, mil gracias a todos.

Rodrigo Rojas

sábado, 16 de agosto de 2008

Otra más para el post

Me cago en la leche de la vírgen María (sí, de nuevo)... resulta que hoy me disponía a abordar el metro en Cuatro Caminos, pero tomé el micro que me deja del lado del mercadito que está ahí, de pronto ví a un montón de gente alrededor de una mesita, era uno de esos de "Adivine, dónde quedo la bolita?" ya me habían contado que son reee tranzas y que aparte todos los que están ahí están de acuerdo con el wey, todo esto montado para ver quién cae, más o menos funciona así, un chingo de gente se acerca y ganan y ganan entonces ahí es dónde un simple mortal decide a entrarle y tómala, hoy fui testigo de como un señor regalo $1,100 (no mamen! con eso como poco más de un mes) y bueno, ahí estuve como 5 minutos viendo como estaba la tranza, luego de eso seguí mi camino, casualmente iba, junto con mi amigo Lalo, detrás del señor que había perdido su lana en el jueguito, y de pronto ví que detrás de nosotros venía un tipo con muy mala facha, de los que se encontraban inmiscuidos en el movimiento ese, y camine más rápido, y él también, se me subieron a la garganta... y bueno camine entre la gente y de pronto ya no lo ví, en la estación Tacuba me baje nomás para hacer el despiste, y aborde el siguiente tren, lo que más me preocupaba del asunto era que yo llevaba en mi mochila la lap de mi novia! pues iría a verla, pero bueno todo paso así, si me asuste un poco, es complicado ver como alguién te va siguiendo los pasos.

Por ahí me enteré que a varios compañeros de la FES Acatlán los han asaltado al subir las escaleras "I" que es de dónde salen los micros, a plena hora del día, así que aguas con ir faroleando con el iPod o el celular.

Cuidense

jueves, 14 de agosto de 2008

El lado oscuro de la UNAM

Pues ayer fue uno de esos días en los que uno quiere estar buen pedo y te topas con gente que le encanta malcopear, como lo son las monas esas de servicios escolares, conocidas generalmente como las de ventanillas, bueno, resulta que yo tuve problemas con mi reinscripción a este semestre, pues según esto nunca realize un cambio de password por internet (cosa que sí hize, pero como el sistema se caía a cada rato, seguramente ahí falló) entonces la siguiente alternativa era inscribirme el día de alumnos sin cita, ahí las amables tipas estas cara de cu... me dijeron que no podía hacerlo, que hasta altas y bajas (que es la última instancia); entonces la cosa estuvo así, ayer asisti a la Facultad para reinscribirme en altas y bajas con el respectivo formato que tenía que llevar, además del anterior que no me había servido, cuando llego a la puerta del CEDETEC para ingresar al centro de computo, me dicen:

Vieja: Qué vas a hacer?
Yo: A reinscribirme apenas
Vieja: Entonces no necesitas ese papel (el de altas y bajas, que es donde tenía detallados mis grupos)
Yo: Pero esque me dijeron que ahí pusiera mis grupos, los que traigo en este papel (el antiguo de reinscripción) tiene los grupos saturados.
Vieja: No, no lo necesitas, o entonces salte corrígelo y regresas
Yo: Ya dejeme pasar, me van a dejar sin grupos en la mañana
Vieja: No! (y se lo da al mono de seguridad) no se lo des, agregó
Yo: (Al mono) Oye damelo porfavor, solo para verificar
Mono: No, salgasé, ahí se lo dan (mientras tanto lo tenía con las manos atrás, como cuando le escondes un dulce a un niño! por Dios! que tipo tan imbécil!) Dí un paso hacia atrás y estaba oficialmente afuera, entonces otra vieja se acerco y me le dijo al Mono: - Se va a salir? y entonces me rayó el formato y me lo entrego.
Yo estaba que me cagaba en la leche de la virgen maría... Acto seguido, me apoyé en una mesa para corregir los datos, y en eso otra vieja (sí! otra maldita!) golpea la mesa donde estoy y dice: Esto es para uso del personal.

Entonces la quedo viendo fijamente a los ojos, y le digo sutilmente.
- Señora, de verdad que usted parece un animal
luego no sé con que me maldijo, pero ya, regrese a la puerta, le puse los papeles en la cara a la primer vieja y pase, lo más curioso es que no entiendo porqué no querían que pasara con un papel más, no tenía nada que ver, pensarían acaso que tenía antrax? como sea, ese papel paso conmigo en la bolsa de mi pantalón.

Moraleja: El desprecio con el que trates a estas tipas, es directamente proporcional a la amabilidad de ellas... cagalas! sólo así te atienden

Como dice mi primo, "No es posible que en una institución de tanto prestigio existan pendejas como esas viejas" y tiene toda la razó

lunes, 11 de agosto de 2008

Entonces Leandro no rifa para el TRI?

Para los que dicen que Leandro Augusto de los Pumas no se merece estar en el TRI, les dejo una probadita de lo que sabe hacer este pedazo de jugador, los que dicen que no es bueno, es porque no lo han visto jugar en vivo (yo era uno de esos).

El golazo que le hizo al Toluca en la jornada 3 del Apertura 2008

sábado, 9 de agosto de 2008

A petición del Chiapas y el Yucateco

Bueno, primero deberé aclarar algo, si no he posteado no es por hueva, sino porque no tengo laptop, ahora mismo está en HP Guadalajara esperando a ser atendida, aun tengo que esperar 1 semana apróximadamente para que me la regresen (sin ninguna bronca, supongo)... así que he estado desconectado la mayor parte del tiempo, pero ya, acá va un breve post.

Ayer fuí al Sears de Satélite a solicitar empleo, en realidad yo sólo quería saber los requisitos pero cuándo me dí cuenta ya me tenían en recursos humanos resolviendo unas pruebas psicométricas, una vez que las termine fuí entrevistado, y esque la intención es trabajar los sábados y domingos, pues gracias al sistema de reinscripciones de la universidad tendré horario mixto (muy extremo, por cierto). Entonces la cosa fue así, externe mi disponibilidad y Olga, la de Recursos Humanos me dijo que estaba bien, que tenía una vacante para mí en el aréa de deportes (cosa que no mucho se me da verdad?)... al parecer todo pinta chido, la otra semana le llevo mis documentos y la chamba es completamente mía, pero tengo una broncota... no tengo precartilla y eso no es bueno... así que el lunes iré a la zona militar para que me informen que puedo hacer al respecto,  ojalá haya alguna solución porque sino esa chamba no será completamente mía jaja... bueno, sería cuestión de hablarlo con la de R.H.

Eso es todo por ahora, estaré a la espera de mi lap... por cierto, para los físicos: Qué pedo con eso del LHC? si es seguro? Yuca, no sé si sigas por allá en el CERN, pero explicame que tranza no? en el internet me están asustando jaja